El mayor éxito de la compañía, y eso es decir mucho
Disney
creó durante todo el siglo XX muchas películas reconocidísimas, pero existe una
época especialmente prolífica en la que surgieron una gran cantidad de ellas.
Esta época dorada abarcó desde 1989 hasta 1999, cubriendo casi la totalidad de
los años noventa. Es la década del “Renacimiento de Disney”.
Lo
primero es preguntarse, ¿por qué “renacimiento”? ¿Qué sucedió antes para que
tuviese que resurgir? Empezaré por el principio de todo… El primer largometraje
de Disney, Blancanieves y los siete
enanitos (1937) tuvo un éxito sin igual, y tras él llegaron otras joyas
como Pinocho, Alicia en el País de las Maravillas o El Libro de la Selva.
El tito Walt
Todo iba perfecto, la empresa paría clásico
tras clásico, los cuales se reestrenarían innumerables veces. Sin embargo, la oscuridad (o mejor, la “menos
luminosidad”) llegó, como era de esperar, con la muerte del maestro, Walt Disney. Después
de tan triste, pero natural, acontecimiento, las películas empezaron a perder
chispa; Los Aristogatos o Los Rescatadores no eran malas y no
carecieron de éxito, pero ya no fueron capaces de perdurar en la memoria
colectiva de la misma manera que lo habían hecho sus predecesoras. Un ejemplo:
tú, querido lector, seguro que conoces a los entrañables Dumbo o Bambi. Pero…
¿sabes quiénes son Basil o Taron?
Taron y el Caldero Mágico: Disney y la fantasía oscura ochentera
La
situación de Disney era cada vez más negra, siendo los años ochenta un
verdadero pozo para la compañía, que era incapaz de dar con la tecla del éxito.
Pero, tras mucho intentarlo con películas “malotas” como Taron y el Caldero Mágico u Oliver
y su Pandilla, tuvo que ser la vuelta de “las princesitas” lo que pusiese a
Disney en el lugar que merecía: gracias a La
Sirenita (1989), los cuentos tradicionales y los musicales volvieron para quedarse. El fénix iba a resurgir de sus cenizas.
Quien diría que Ariel y sus tiernos pececillos cantarines elevarían a su compañía a los altares
Con el
pelotazo de La Sirenita, comenzó
“oficialmente” el Renacimiento de Disney, en el que fue a película
por año (exceptuando 1993). Y estoy convencidísimo de que todas ellas, o casi
todas ellas, son clásicos de la infancia de aquellos que estén leyendo esta
entrada. Hablaré muy brevemente de cada una:
- La Sirenita (1989): No se tenía mucha confianza en ella al parecer demasiado “anticuada”
y resultó ser la salvadora de la compañía. También reabrió el elenco de
princesas Disney tras 40 años sin ninguna incorporación nueva.
- Los Rescatadores en Cangurolandia (1990): La menos conocida de este periodo, y normalmente se la suele excluir de él (personalmente, con razón). Es la primera secuela hecha por Disney, y es curioso, porque no es la continuación de alguna de sus cintas más populares, precisamente.
- Los Rescatadores en Cangurolandia (1990): La menos conocida de este periodo, y normalmente se la suele excluir de él (personalmente, con razón). Es la primera secuela hecha por Disney, y es curioso, porque no es la continuación de alguna de sus cintas más populares, precisamente.
- La Bella y la Bestia (1991): La primera película de animación en ser nominada al Oscar a mejor película. Los cuentos de hadas estaban más de moda que nunca.
Escenas como esta conquistaron a crítica y público
- Aladdín (1992): ¿Qué decir de ella? Pues que Alan Menken se consolidaba como un compositor de enorme calado para Disney al ganar el tercer Oscar a mejor banda sonora y mejor canción original (sí, ganó cada uno de ellos tres veces).
- El Rey León (1994): Simplemente, el mayor éxito de animación de todos los tiempos.
- Pocahontas (1995): Una película algo más seria y orientada al drama. Y… ¡que yo recuerde, la única en la que la pareja protagonista no acaba junta! :O (no habré espoileado a nadie, ¿no?)
- El Jorobado de Notre Dame (1996): Uno de los filmes más adultos de Disney debido a que tocaba temas como la discriminación o la obsesión sexual (vedla ahora con ojos menos inocentes y entenderéis). También es de los más oscuros, lo que se nota bastante en su música y escenarios.
- Pocahontas (1995): Una película algo más seria y orientada al drama. Y… ¡que yo recuerde, la única en la que la pareja protagonista no acaba junta! :O (no habré espoileado a nadie, ¿no?)
- El Jorobado de Notre Dame (1996): Uno de los filmes más adultos de Disney debido a que tocaba temas como la discriminación o la obsesión sexual (vedla ahora con ojos menos inocentes y entenderéis). También es de los más oscuros, lo que se nota bastante en su música y escenarios.
Sí, es lo que parece
- Hércules (1997): Por fin se dejó la inclinación hacia lo serio y se volvió a una hilarante película de aventuras. Divertidísima, todavía sonrío al recordar una escena…
La susodicha escena
- Mulán (1998): Con esta película las princesas Disney dejaron de ser definitivamente damiselas con el único objetivo de esperar a su príncipe azul, pudiéndose considerar como precursora de las guerreras Rapunzel (Enredados) o Mérida (Brave) de ahora. Seguía la estela humorística de Hércules.
- Tarzán (1999): El fin de esta gloriosa época. Disney se atrevió con una historia conocidísima y salió más que airosa.
Todo lo que vuelve a subir, vuelve a bajar, y con
la entrada del nuevo milenio se acabó lo que se daba. Disney se encontró de nuevo
con una situación conocida: no sacaban películas malas, pero El emperador y sus locuras o Lilo y Stich estaban lejos de impactar
tanto como sus predecesoras inmediatas. Esto se vio
agravado con la llegada de la animación tridimensional y el auge de Dreamworks
y su nuevo estilo “shreckiano”, más
gamberro y lleno de gags. La gran
Disney comenzaba a imitar ese estilo que no le pertenecía, perdiendo así parte
de su identidad y haciendo que la calidad de sus películas comenzase a bajar de
forma alarmante (solo hay que ver la infame Chicken
Little).
¿Te acuerdas de El Planeta del Tesoro? Yo tampoco, y eso que la he visto
Recientemente y tras varios años dando tumbos,
Disney ha vuelto a apostar por la fórmula que la hizo grande: los
cuentos tradicionales y los musicales. Y la decisión ha sido todo un acierto,
ya que tanto Tiana y el sapo como Enredados han dado excelentes
resultados, y para este año se espera la adaptación de La Reina de las Nieves, el clásico cuento de Anderson. Además, cabe
señalar que entre estas adaptaciones nos llegó el año pasado Rompe Ralph, un magnífico canto de amor
a los videojuegos retro.
Parece que las princesas han vuelto para quedarse
Con Rompe
Ralph y la próxima Frozen (recordemos,
“reina de las nieves”) hemos llegado a la actualidad. Y si echamos la vista
atrás en estos instantes, seguro que es fácil asegurar para cualquiera que el
“Renacimiento de Disney” fue una magnífica época para la compañía y para
aquellas personas que la han vivido. En ella se crearon películas atemporales,
auténticas joyas capaces de llegar a gente de cualquier edad y generación. Larga
vida a sus personajes; ya la tienen, y seguro que la seguirán teniendo durante
mucho tiempo más.
Espero que con este artículo hayáis podido descubrir un poco más de “la factoría de los sueños”