Una sorpresa mayúscula fue la que me llevé cuando me enteré
de que Elvira Lindo nos iba a contar nuevas historias de Manolito Gafotas. Más
de diez años han pasado desde el último libro de la serie (y su exagerado cliffhanger, o “final abierto”), pero,
para regocijo de sus seguidores, el niño de las gafas por fin ha vuelto en Mejor Manolo. Esta nueva entrega supone
un publicitado paso hacia la madurez de Manolito, y de la serie. Sin embargo, parece que el
apelativo de “más maduro” se le queda algo grande al entrañable chaval de
Carabanchel (alto), así que mejor que le sigamos llamando “Manolito”.
La nueva entrega no sorprenderá para nada a aquellos que ya
conociesen a Manolito Gafotas. No obstante, parece que sorprender o innovar no
era la pretensión de la autora, sino que el objetivo era traer de vuelta al
personaje que tan reconocida la ha hecho. Así, podríamos decir que Mejor Manolo retoma ese estilo “made in Manolito
Gafotas” tan característico y que tanto se echaba de menos. La principal
novedad es la aparición de un nuevo miembro de la familia García Moreno y el ya
comentado paso hacia la madurez. Y es que en muchas entrevistas (que al menos
yo he leído/visto), en este libro se ha vendido que ahora Manolito es más
mayor, casi un adolescente, y que actúa en consecuencia a su esta nueva etapa.
Y yo puedo decir que el Manolito que vemos es el de siempre, y que en lo único
en lo que se nota esta “madurez” es en que ahora habla un poquitín más de sexo
(muy poco, repito) y poco más. Pero, ¿este “estancamiento” es bueno, o
malo? Depende: si llevas esperando la vuelta de este personaje tanto tiempo
como yo, lo recibirás con los brazos abiertos; si nunca te ha gustado la saga, Mejor Manolo no te va a hacer cambiar de
opinión.
He estado hablando de Manolito Gafotas como si ya lo
conociera todo el mundo (algo que considero bastante probable), pero, para
aquellos que no estén habituados a su mundo mundial… ¿Qué le hace tan especial?
Para empezar, el personaje protagonista: sentimos que es el propio niño quien
nos cuenta las cosas, como si tuviese vida y nos hablase. Manolito desborda
carisma, pero tampoco se quedan atrás personajes tan memorables como el
Imbécil, su madre Catalina o la Luisa. Todos ellos forman una especie de
retrato de una típica familia española de clase trabajadora.
Manolito y su troupe desfilarán a lo largo de unos cuantos
episodios en los que no importa la historia que se nos cuenta, sino cómo se nos
cuenta. Es decir, lo importante son las situaciones, aunque no estén muy
conectadas unas de otras (por ejemplo, a menudo nos suelta anécdotas así por
las buenas) y, sobre todo, el humor que las impregna. Cada capítulo es
independiente del otro; es más, casi podría decir que cada página es
independiente de la otra, ya que Manolito desvariará bastante. Aunque este ha
sido siempre el estilo de la serie, a algunas personas les puede parecer que
esas historietas cortan demasiado el ritmo o no son lo suficientemente
interesantes. Como ya he dicho, esta es una seña muy típica de la serie. Otra
es el particular lenguaje con el que está escrito el libro, totalmente oral y
con algunas faltas gramaticales (intencionadas, por supuesto). Al principio nos
puede costar leer de esta manera, pero muy pronto nos acostumbraremos.
Mejor Manolo no es un buen libro para comenzar la saga, ya que tiene muchas referencias a hechos ocurridos en otros tomos que se “dan por sabidas”. Y aquí viene algo que le puede resultar bastante interesante a los seguidores: en esta entrega se retoman y se amplifican muchas cosas que en otros libros de la saga han pasado de puntillas (un ejemplo, el secarral de los García Moreno).
En conclusión, Mejor
Manolo es un digno regreso de la serie, pero que, aunque mantiene un buen
nivel, no se acerca a la excelencia de Manolito
on the Road y Yo y el Imbécil (es
lo que tiene poner el listón tan alto). Creo firmemente que este libro es solo el principio de una nueva etapa de la serie, espero que Elvira Lindo nos
traiga más historias del niño de las gafas y que lo lleve de nuevo a su mejor
nivel. Ya ha demostrado que Manolito puede seguir siendo el de siempre, a pesar
de los esfuerzos para convertirse en “Manolo”.
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